Dámaso Angulo en una fotografía de sus redes sociales.

Dámaso Angulo en una fotografía de sus redes sociales.

Sociedad

Qué fue del toledano Dámaso Angulo, el concursante de 'Gran Hermano' que superó un cáncer y hoy trabaja en telemarketing

Dejó La Puebla de Almoradiel y se afincó en Madrid. Le sigue apasionando el folclore, lucha por los derechos LGTBIQ+ y volvería a la televisión.

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Hace 15 años, Dámaso Angulo entraba en la casa de Gran Hermano 12 como uno de los concursantes más singulares que se recuerdan. Tenía 18 años, era de un pequeño pueblo de Toledo, quería ser sacerdote y trabajaba en una funeraria. Hoy, con 33, vive en Madrid, se dedica al telemarketing, viaja por media España y sigue siendo -como él mismo se define- "folclórico de nacimiento".

Después de 130 días ininterrumpidos y siendo uno de los favoritos del público, Dámaso logró llegar casi hasta la final del reality, alcanzando un muy digno cuarto puesto. Su paso por la casa le abrió las puertas de varios platós de televisión, donde colaboró de manera puntual. Sin embargo, tras aquella etapa mediática, decidió dar un paso atrás y alejarse de los focos durante un tiempo, apostando por una vida más tranquila.

El toledano vive ahora en un equilibrio entre lo cotidiano y lo artístico. "Estoy bien. Me encuentro feliz, con estabilidad. Trabajo, organizo eventos y tengo una vida activa", cuenta desde Madrid, donde lleva afincado desde que abandonó su Puebla de Almoradiel natal poco después de salir del programa.

Actualmente, trabaja en una empresa de telemarketing, pero su día a día está lejos de ser rutinario. Prepara eventos -ahora mismo está ultimando los detalles del Orgullo de Ávila-, colabora con causas sociales y mantiene vivo su amor por la copla y el arte andaluz.

Soñaba con ser cura

Antes de convertirse en personaje televisivo, Dámaso fue seminarista en el convento de Uclés, en Cuenca. Soñaba con ser cura. "Desde crío jugaba con mis peluches a ser sacerdote, montaba altares... Era lo que me hacía feliz entonces", recuerda. Pero la vida dio un giro radical cuando aceptó entrar en la casa de Guadalix sin haber visto nunca una edición del programa.

Lo hizo con una idea clara: "Quería ser famoso, como Manolo Escobar o Sara Montiel. Conocía a todos esos grandes del folclore y quería estar en ese mundo". Y lo estuvo. Su paso por la televisión le abrió muchas puertas, no solo profesionales, sino personales.

"No me obsesiona volver a la tele"

"Gran Hermano me permitió abrirme al mundo, a la ciudad y a mi sexualidad, porque yo estaba metido en el armario. Me cambió la vida", dice. Pero no vive anclado al pasado. "No soy un juguete roto. Hay muchos que siguen luchando por volver a la tele. Yo no. Si me llaman, voy. Pero no es una obsesión", asegura.

Eso sí, hay un sueño pendiente: Supervivientes. "Estuve a punto de ir hace tres años, pero se canceló. Me encantaría vivir esa experiencia extrema", cuenta.

Comprometido con el colectivo LGTBIQ+

En sus redes sociales, Dámaso se muestra muy activo y comprometido con el colectivo LGTBIQ+, participando en eventos y actividades de forma totalmente altruista. "Aunque parezca que avanzamos, vamos dando pasos atrás. Es más importante que nunca seguir luchando y dando visibilidad", subraya.

Además, ha explorado otra faceta más íntima: el tarot. A pesar de que últimamente apenas tiene tiempo para conectarse en TikTok, donde echaba las cartas de vez en cuando, confiesa que le apasiona el mundo esotérico. "Tengo la casa llena de santos y cartas. Me gusta el arte, lo simbólico. De vez en cuando lo retomo".

Amor, salud y futuro

Soltero, con "una pareja en cada puerto", como bromea, Dámaso no busca el amor con ansiedad. En su momento, incluso valoró ser padre junto a una amiga, aunque el proceso se detuvo. "Ahora está cerrado, pero en el futuro quizá me lo vuelva a plantear", explica.

En cuanto a la salud, superó hace años un cáncer, pero se encuentra totalmente recuperado. "Tuve un pequeño susto hace poco. Pensaban que había vuelto a aparecer otra vez el quiste de la nariz que me quitaron, pero fue una falsa alarma. Estoy bien y aprendí que la vida está para vivirla", destaca.

Aunque reside en Madrid, Dámaso vuelve con frecuencia a La Puebla de Almoradiel para visitar a su familia. "Cada 15 o 20 días me paso por allí, pero he perdido el contacto con mucha gente del pueblo. Aun así, guardo mucho cariño a mi tierra y a Castilla-La Mancha", añade.

Respecto a Gran Hermano, ya no tiene tanto contacto con todos sus compañeros, pero sí mantiene relación con algunos concursantes de otras ediciones, como Lidia o Chiqui. Y guarda especial cariño a Mercedes Milá. "Hablo con ella casi todas las semanas. Es encantadora".

Y a quienes aún lo recuerdan de su paso por el programa, les lanza un mensaje claro y sincero: "Gracias por seguir acordándoos de mí, porque fue algo único que muy poca gente puede vivir, como que te toque la lotería".