Una cena saludable.

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El alimento gallego que tienes que incorporar en tu dieta: disminuye los niveles de colesterol y regula el azúcar

Se trata de un vegetal gallego, humilde pero potente. Una joya nutricional que, durante siglos, ha sido parte fundamental de la cocina tradicional en Galicia.

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Incorporar superalimentos a nuestra dieta no es solo una tendencia, es una forma inteligente y natural de mejorar nuestra salud y bienestar a largo plazo. Y si hablamos de superalimentos, los que vienen directamente de la huerta, como los grelos, las acelgas, las espinacas o el brócoli, tienen un papel protagonista por su altísimo valor nutricional y su bajo contenido calórico.

Estos alimentos vegetales están repletos de vitaminas, minerales, antioxidantes y compuestos antiinflamatorios que ayudan a prevenir enfermedades, fortalecer el sistema inmunológico y mejorar funciones tan importantes como la digestión, la circulación o el control del azúcar en sangre.

Concretamente, los grelos merecen una mención especial cuando hablamos de superalimentos de la huerta. Este vegetal gallego, humilde pero potente, es una joya nutricional que, durante siglos, ha sido parte fundamental de la cocina tradicional en Galicia, sobre todo en los meses de invierno y comienzos de primavera. Más allá de su protagonismo en platos clásicos como el lacón con grelos o el caldo gallego, hoy los grelos se revalorizan también desde una mirada saludable y contemporánea.

Desde el punto de vista nutricional, los grelos son una fuente excelente de fibra, vitamina C, vitamina A, ácido fólico, calcio y hierro. Su alto contenido en antioxidantes contribuye a combatir el envejecimiento celular, y su bajo índice glucémico los convierte en una opción ideal para personas que buscan regular sus niveles de azúcar en sangre. Además, ayudan a reducir el colesterol y a mejorar la salud cardiovascular, algo que la ciencia moderna ha empezado a confirmar y que la sabiduría popular ya intuía desde hace generaciones.

Lo más interesante es que, a pesar de su perfil nutricional tan completo, los grelos tienen muy pocas calorías, lo que los convierte en un ingrediente ideal para dietas equilibradas. Se pueden incorporar de muchas formas: en cremas, salteados con ajo y aceite de oliva, como guarnición de pescados, en empanadas o incluso en versiones más modernas como quiches o revueltos. Su sabor ligeramente amargo combina muy bien con otros ingredientes suaves, generando platos sabrosos y nutritivos.

Apostar por los grelos no es solo una decisión saludable, sino también una forma de reivindicar un producto autóctono, de cercanía, y apoyar a pequeños productores que mantienen viva una tradición agrícola fundamental para el patrimonio gastronómico gallego. Incluirlos en la dieta, no solo en Galicia, sino también en otras regiones como Aragón, donde cada vez hay más curiosidad por los productos de otras comunidades, es una forma inteligente de sumar sabor y salud a la mesa.

Entre los platos gallegos tradicionales con grelos destaca el lacón con grelos, que es el plato por excelencia. Se prepara con lacón (parte delantera del cerdo curado), grelos, chorizo y patatas. Todo se cuece por separado y se sirve junto, conservando los sabores tradicionales del campo gallego. Es una comida sabrosa y contundente, perfecta para los días fríos.

También el caldo gallego, un clásico de cuchara. Los grelos se combinan con patatas, unto (grasa de cerdo curada), chorizo, panceta y a veces alubias blancas. Es un plato humilde, de origen rural, que resume la esencia del invierno gallego en cada cucharada.

Igualmente, la empanada de grelos. Menos conocida fuera de Galicia, pero deliciosa. Se prepara con masa casera (o de panadería) y se rellena con grelos cocidos y escurridos, a menudo acompañados de chorizo o bacalao. El contraste entre la masa crujiente y el relleno jugoso es espectacular.

No puede faltar el revuelto de grelos. Una versión más ligera y rápida. Basta con saltear los grelos cocidos con ajo y cebolla, y añadir unos huevos batidos. Se pueden complementar con un poco de jamón serrano o queso gallego.

Y finalmente, la crema de grelos. Una propuesta moderna y saludable. Se preparan con los grelos cocidos, patata, cebolla y caldo de verduras. Se tritura todo y se sirve caliente con un chorrito de aceite de oliva virgen extra. Ideal como entrante nutritivo.

Antes de cocinarlos, los grelos deben lavarse bien y escaldarse en agua con sal durante unos minutos para suavizar su amargor natural. Después, están listos para ser salteados, cocidos o incorporados a cualquier receta.

En definitiva, los grelos no solo son un alimento de temporada: son una muestra del vínculo que existe entre naturaleza, tradición y salud. Incluirlos en la dieta es una forma de redescubrir sabores auténticos, apoyar la agricultura local y comer de forma más consciente.