El reglamento europeo sobre envases y residuos de envases entró en vigor el pasado 22 de enero.

El reglamento europeo sobre envases y residuos de envases entró en vigor el pasado 22 de enero. iStock

Historias Día Mundial del Refill

El 'refill', lejos de ser una "realidad masiva" en España: por qué no acaba de despegar esta tendencia europea

El reglamento europeo sobre envases y sus residuos es claro: la circularidad viene de la mano de lo 'rellenable'. Pero en nuestro país no acaba de calar.

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El 22 de enero se publicó en el Boletín Oficial del Estado (BOE) un reglamento que llevaba fraguándose años en la Unión Europea: el Reglamento 2025/40 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 19 de diciembre de 2024, sobre los envases y residuos de envases.

El texto recuerda que el 40% del plástico y el 50% del papel que se consumen en la UE se destinan a envases, en su mayoría de un solo uso, que contribuyen al 36% de los residuos sólidos urbanos.

La normativa busca cambiar esta realidad y, para ello, propone impulsar el conocido como refill, "entendido como recarga de envases para reducir los plásticos de un solo uso", apunta Julio Barea, responsable de la campaña de residuos en Greenpeace España.

Hay ciudades en las que, en los últimos años, han surgido iniciativas y establecimientos en los que se prioriza el granel o lo rellenable frente a otros formativos. Sin embargo, ni ha llegado a todos los lugares, ni son lo más común.

"Es una tendencia que va en aumento, pero todavía está muy lejos de convertirse en una realidad masiva", matiza. Barea recalca, además, que son las pequeñas y medianas empresas, al igual que los comercios especializados, los que están poniendo en marcha más iniciativas.

Pero, insiste, "desgraciadamente, no hay una implementación a gran escala, y sigue siendo una cosa todavía limitada". Muchas veces, añade, "para algunas marcas no es más que una promesa de marketing".

Para L'Oréal, por ejemplo, se trata de una apuesta de futuro. Por ello, explica la directora de Sostenibilidad para España y Portugal de la marca, Delia García, quieren implementar el refill en "todas las categorías de producto, desde el cuidado del cabello hasta las fragancias, pasando por los tratamientos".

Una opción barata

Actualmente, asegura García, están trabajando "en las cuatro divisiones de la compañía (lujo, productos profesionales, dermocosmética y gran consumo) para poder ofrecer todas las opciones al consumidor, en todos los rangos de precio de manera que pueda rellenar y recargar sus productos ahorrando al planeta materiales y huella de carbono asociada, pero también en su bolsillo".

Este último dato, el del precio, es esencial para Barea, quien insiste en que las opciones recargables no pueden ser más caras. E indica que "lo que hace falta en España es accesibilidad".

Y junto a esto, una "economía de escala" que haga que "lo recargable sea mayoritariamente la opción prioritaria" cuando se compra.

Es decir, dice el portavoz de Greenpeace, "que tú puedas llevarte una botella de usar y tirar, pero que sea la excepción, que lo fácil y barato sea llevártelo recargando tu propio envase".

Barea vuelve a hacer énfasis en la palabra "barato". Esto, dice, es esencial para que los sistemas de refill realmente se implanten en España.

Un cambio cultural

El experto de Greenpeace también apela a la necesidad de un "cambio cultural y de buenas prácticas" para que realmente las opciones recargables despeguen.

Y apunta: "El consumidor español, según los comerciantes, muestra interés creciente en estos productos, pero está lejos de ser el que hay en otros países europeos".

En esto coincide con García, quien recuerda que "el principal reto" al que se enfrentan desde L'Oréal en la implantación de este sistema está "más relacionado con el hábito".

Porque, insiste, "el consumidor aún no tiene en muchos casos el hábito de recargar sus productos y por ello es tan importante hacerlo visible en el punto de venta, pero también formar a nuestras consultoras de belleza y al propio consumidor, utilizando todos los puntos de contacto posibles".

Barea, además, pone sobre la mesa un apunte clave: la ambición de la normativa europea. "No es lo suficientemente ambiciosa", insiste. Y apunta a que el vidrio se queda fuera, "por el momento", del refill.