
Un coche mete la rueda en un bache de la carretera.
Qué hacer si dañamos el coche con los baches de la carretera: se puede denunciar y estos son los pasos a dar
Impactar a 120 km/h contra uno de esos boquetes puede suponer muy habitualmente la rotura de un neumático. Además, también la propia llanta puede sufrir daños.
Más información: La desconocida y exitosa técnica que usa un matrimonio de Málaga para desabollar golpes en coches sin pintar
Desde que se generalizó el uso del automóvil como herramienta de movilidad a principios de 1900, los antiguos caminos de tierra, por donde pasaban los coches de caballos, tuvieron que reconvertirse y modificar su superficie. Gracias al descubrimiento del petróleo, que ya hacía funcionar los motores de los coches, los ingenieros de la época se dieron cuenta que muchos derivados de ese oro negro podían servir para construir mejores carreteras.
Así fue como se empezó a usar asfalto, es decir, betún como ligante o aglomerante, un subproducto de petróleo que, en conjunción con áridos, o agregante pétreo de pequeño tamaño, daba como resultado una superficie de las carreteras mucho más lisa y resistente que los caminos de tierra. Además, eran más resistentes, producían menos ruido y polvo en suspensión y tenían un coeficiente de rozamiento mayor para poder frenar en menor espacio con mayor velocidad de paso por curva. Sin embargo, aunque se ha avanzado mucho en las técnicas y materiales usados en la construcción de carreteras, hay un elemento que las sigue deteriorando rápidamente: la humedad.
Hace unos cien años se empezó a definir el problema de la rotura del asfalto con el nombre anglosajón de stripping, que hace referencia al daño en las mezclas asfálticas debido a la reducción de su resistencia mecánica y durabilidad por el efecto del agua, que interviene decisivamente en la separación de esos componentes, el betún y los áridos.
Como resultado, es frecuente ver ahora en las carreteras placas de asfalto que se separan de la capa inferior, dando lugar a miles de huecos de entre cinco y siete centímetros de profundidad, algunos de ellos de varios metros de largo, que deterioran las suspensiones, las llantas y los neumáticos de los vehículos cuando se pasa por encima. Pero es que, además, la seguridad de la conducción se compromete seriamente cuando circulamos con un coche y se multiplica cuando lo hacemos con una moto.
Llegados a este punto, es habitual que muchos conductores que se “comen” esos baches puedan tener averías en elementos como los neumáticos o las llantas. Impactar a 120 km/h contra uno de esos boquetes puede suponer muy habitualmente la rotura de un neumático. Además, también la propia llanta puede sufrir daños. Otra consecuencia habitual de esos baches en la carretera que no se reparan rápidamente es la gran cantidad de piedras sueltas que nos encontramos en la vía y que pueden acabar impactando en nuestro cristal delantero, creando grietas que aconsejarán su sustitución, porque lo normal es que nuestro vehículo no pase la ITV.
El procedimiento habitual cuando acabamos sufriendo alguno de estos daños en nuestro vehículo es asumir los gastos con resignación o recurrir a nuestro seguro si los tenemos incluidos en nuestra póliza. Pero, es muy poco habitual que los que no tienen seguro a todo riesgo reclamen contra el titular de la carretera para que sea él quien asuma los gastos, porque existe esa posibilidad, aunque sea la más tediosa y complicada.
Si finalmente nos vemos obligados a parar en el arcén porque tenemos una avería en una rueda producida por un bache, lo primero que debemos hacer es asegurar la visibilidad del vehículo hacia el resto de los conductores, poniéndonos el chaleco reflectante y situando el triángulo mínimo 100 metros antes de donde estamos detenidos y sobre la línea derecha de la carretera que delimita el arcén. Quien tenga baliza señalizadora la puede poner en el techo del coche antes de salir del mismo.
Para recabar pruebas, alguno podría tener la tentación de andar hacia atrás por el arcén para hacer una foto del bache que nos ha causado los daños, pero esto es muy peligroso y, además, no está permitido y tiene una sanción de 100 euros. Lo normal es esperar a que nuestro coche se lo lleve la grúa y en otro momento buscar a otra persona que nos acompañe a la derecha de un coche para fotografiar el sitio donde hemos sufrido el impacto, junto con el punto kilométrico y código de la carretera.
Con estos datos, tanto si hay un atestado en el sitio del incidente porque aparezca una patrulla de la Guardia Civil de Tráfico, como si nos vamos con la grúa sin que aparezcan, podemos iniciar un procedimiento de denuncia a través de los servicios jurídicos gratuitos que las pólizas de seguro de automóvil ofrecen a los conductores y que se reforzarán con todas las pruebas que hemos recabado. Tras contactar con la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil de Málaga nos comentaban que “estamos recibiendo denuncias en estos días por deterioros en las ruedas por boquetes en el asfalto desde 5 hasta incluso 10 centímetros de profundidad”.
Debemos recordar que, aunque tengamos un seguro a todo riesgo, si necesitamos cambiar un cristal o sustituir un neumático o una rueda, la compañía de seguro nos incrementará la póliza en la siguiente anualidad, por lo que, en justicia, el daño lo debería pagar quien lo ha producido, que es la administración propietaria de la carretera en cuestión.