La apuesta de Málaga por el proyecto post Expo sigue firme: el Ayuntamiento abre una vía de colaboración con el BEI

La determinación del alcalde, Francisco de la Torre, por convertir buena parte del sector Buenavista, en la parte oeste, en un gigantesco complejo empresarial, logístico y residencial, con la sostenibilidad como protagonista, sigue firme.

Pendientes de cerrar los acuerdos necesarios con la propietaria de las parcelas, la Entidad Pública de Suelo SEPES, dependiente del Gobierno central, el Ayuntamiento de Málaga quiere abrir nuevas vías de colaboración.

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Y, con ello, allanar un camino que se antoja ciertamente complejo para dar vida a lo que hoy es un extenso erial de suelo sin desarrollar.

Con este propósito, la Junta de Gobierno Local tiene previsto aprobar este viernes la propuesta de un convenio de colaboración con el Banco Europeo de Inversiones (BEI) mediante el que articular el asesoramiento gratuito con el que implementar los estándares de circularidad y de economía circular del proyecto Buenavista Sustainable Urban Solutions Business Park.

Este es justamente el nombre con el que ha sido bautizado el masterplan elaborado por el prestigioso despacho Arup, en el que se plantea la transformación completa de un espacio de 80 hectáreas.

Este desarrollo cuenta con más de 1.360 nuevas viviendas sociales, que ha de promover el Gobierno central; un centro logístico avanzado y el Parque Empresarial Sostenible Buenavista.

Detalles de la operación

En conjunto ofrecen más de 300.000 metros cuadrados dedicados a actividades económicas avanzadas, incluyendo espacios industriales, de oficinas y complementarios diseñados para empresas que impulsan la innovación y la economía sostenible.

Tomando como referencia los datos del propio masterplan, la materialización de todos los usos contemplados requiere una inversión cercana a los 630 millones de euros. En la planificación, incluso, se indica que podría ser una realidad en el año 2035.

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De esta suma económica, 382 millones se relacionan con el coste de ejecución de los edificios de los diferentes hubs dibujados en el sector, cuya financiación correría a cargo, en gran medida, de las empresas u organismos que se asienten en ellos.

Otra de las grandes patas de esta intervención es la de las infraestructuras que serán precisas para responder a las necesidades de movilidad del futuro desarrollo.

Llegada del Metro

En este punto, cobra especial dimensión la apuesta por ampliar en superficie el Metro, extendiendo su recorrido desde la estación Andalucía Tech (la última de la línea 1 del suburbano en la ampliación de la Universidad) hasta una potencial parada del Cercanías junto a la Corchera. Un recorrido que estaría dotado de cuatro puntos de parada.

Su construcción se estima en 42 millones, algo más de la mitad de los 83 millones en los que se tasa el capítulo de infraestructuras.

Dentro del mismo destaca la apuesta por soterrar parcialmente la Avenida Ortega y Gasset mediante un falso túnel en su aproximación al sector, ganando de ese modo el espacio en superficie para mejorar las conexiones.

Otro avance supone el rediseño del bulevar Louis Pasteur del futuro barrio, reduciendo el espacio destinado a los coches. De hecho, estos sólo dispondrán de dos carriles por sentido, reservando una gran plataforma para el Metro en superficie.

El diseño de este ecobarrio toma como elemento central la renaturalización del arroyo Merino, convertido en el epicentro de un parque central de más de 170.000 metros cuadrados. El conjunto de zonas verdes se ampliaría hasta los 223.000 metros.

Parque empresarial

Atendiendo a las estimaciones, solo el parque empresarial, dotado de unos 174.000 metros cuadrados edificables, podría generar entre 8.000 y 12.000 empleos.

En el mismo resalta la inclusión del Clúster de la Innovación, en el mismo bulevar Louis Pasteur; el Clúster Tecnológico Industrial, junto a la ampliación del CTM, y un tercer epicentro, el de Corchera.

Respondido el interrogante de los costes, en el que adquiere una dimensión especial los 32 millones de la urbanización (21 millones para el parque central), los 86 millones de gestión y los 56 de posibles contingencias, es igualmente relevante el de los plazos.

Los responsables de la actuación consideran perfectamente asumible el desarrollo del plan B a la Expo en un corto y medio plazo.

Así, se marca 2025 como el ejercicio en el que las Administraciones públicas fijen las bases de intervención (es clave el acuerdo con SEPES para la puesta a disposición de los terrenos); para 2026 se propone la implementación técnico-administrativa.

Los técnicos creen factible que el ecobarrio sea una realidad en 2030 e incluso antes. La última pieza corresponde al parque empresarial, fijando el horizonte del año 2035.