
Los tacones altos dejaron todo el protagonismo a los más reducidos. Getty Images
¿Qué ha pasado con los tacones altos? Las claves para entender el retroceso de un calzado icónico
Los stilettos, ensalzados durante décadas, han dado un paso atrás, dejando el protagonismo a modelos de tacón más cómodos.
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"En Nueva York, el amor puede ser tan complicado como un par de tacones", reflexionaba Sarah Jessica Parker en la piel de Carrie Bradshaw en la serie Sexo en Nueva York, allá en los principios de los 2000.
Adepta de los Christian Louboutin y Manolo Blahnik, el personaje se alzaba, inconscientemente, como el epítome de una tendencia de moda global: el dominio absoluto de los tacones y concretamente de los stilettos.
Su historia e importancia se remonta, sin embargo, mucho más allá. Según recuerda Linda O'Keeffe, en su imprescindible libro Zapatos, su uso respondía inicialmente a necesidades prácticas. Por ejemplo, los jinetes de Mongolia los utilizaban "para sujetar los estribos con mayor firmeza".
Sin embargo, su función cambió radicalmente cuando, en 1533, "la menudísima Catalina de Médici los llevó de Florencia a París con motivo de su inminente boda con el duque de Orleáns", pasando así a convertirse en un accesorio de carácter puramente estético.
Desde entonces, su influencia no hizo más que ascender, llegando a ser incluso una opción del armario masculino (los tacones rojos del rey de Francia Louis XIV son uno de los ejemplos populares).
En los últimos años, la tendencia parece revertirse, en pro de los zapatos planos. Las ventas de tacones de aguja cayeron un 65% en el segundo trimestre de 2020 y en 2024, las de stilettos descendieron un 12% adicional, según datos de Edited. ¿Qué ocurre con este zapato?
La consolidación de la 'sneaker'
La decadencia del salón empezó en la década de 2010, ante la popularidad creciente del streetwear y la cultura de la sneaker, fuera del ámbito estrictamente deportivo. El calzado pasó a ser aceptado en todo tipo de ambientes, incluso laborales.
El fenómeno se intensificó con la llegada de la pandemia, en 2020, que replanteó de forma durable el enfoque sobre el mundo de la moda. “El coronavirus marcó el triunfo definitivo de la comodidad y la funcionalidad sobre la pura estética”, afirmó Sophie Malagola, diseñadora de moda y exdirectora de colecciones en DIM y Etam, en una entrevista concedida a 20 Minutes.
La tendencia se confirmó con el paso del tiempo, debido a cambios de hábitos notables: el boom del teletrabajo ahuyentó la necesidad de llevar diseños menos cómodos. La movilidad, más dinámica que nunca (bici, caminata, etc.) también fomentó el uso del calzado.

Las deportivas triunfaron en las calles de las capitales de la moda. Getty Images
Otro factor social tuvo, asimismo, una influencia notable. La nueva generación de mujeres que crecieron con una visión de la imagen corporal femenina menos rígida y más inclusiva, empezó a priorizar la comodidad.
"Nosotras nos acostumbramos a caminar con tacones altos, no creo que las más jóvenes estén dispuestas a soportar la falta de comodidad. De hecho, llevar high heels ya no es algo cool. No quieren tener que ir cojeando por ahí", según confesó en una entrevista Farrar-Hockley, directora creativa de Kurt Geiger.
Pero no son los únicos motivos que lo justifican. La influencia de las personalidades del mundo del deporte y de la moda desempeñó también un papel en su éxito. Cantantes, actores y otros artistas aparecieron, incluso en situaciones menos esperadas, con deportivas, convirtiéndolas en un símbolo de estatus y estilo.
Sus colaboraciones con firmas deportivas se multiplicaron, afianzando la tendencia. Billie Eilish se asoció con Nike en modelos como las Air Force 1 y Air Jordan, aportando su estilo personal y minimalista, lo que consiguió atraer a un público joven y diverso. Dua Lipa, como imagen de Puma, impulsó diseños como las Puma Speedcat OG, que regresando con fuerza al street style gracias a su estética retro y su versatilidad.
Las pasarelas terminaron de asentar su legitimidad: la aparición estelar de Phoebe Philo en zapatillas, al final del desfile de Celine en 2010, y la continuidad del calzado, temporada tras temporada, en los desfiles más punteros, como el de Alta Costura 2014 de Chanel, fueron decisivos.
Otros zapatos de éxito
La deportiva no es la única causante de este retroceso. Numerosos zapatos, a la vez cómodos y estéticos, se convirtieron en el catalizador del fenómeno. Los ejemplos son infinitos. Gucci revolucionó el mercado con su mocasín destalonado en 2015, desempolvando la imagen del calzado plano.
En 2023, los Tabi de Margiela, que se presentaron como reinterpretación de un modelo japonés originalmente fechado en el siglo XV y lanzado por primera vez en los años 80, se hicieron virales en TikTok.
Entonces, además de destacar por su aparente comodidad, se presentaron como un símbolo del espíritu de la época. "Los Tabi se convirtieron en un código que representa un cierto nivel de estilo ligado a subculturas y a una moda entendida por quienes dominan la digital", destacó Joan Kennedy en un artículo de Business of Fashion.
Las Tabi se impusieron en las calles de las capitales de la moda.
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Más recientemente, las bailarinas de satén de Miu Miu pusieron bajo el foco el balletcore y redinamizaron, entre otros, este calzado de popularidad hasta entonces reducida. Una sola publicación de Bella Hadid luciéndolas generó un incremento del 1,424% en las búsquedas sobre la estética del ballet y un 614% en las de 'Miu Miu ballet pumps'.
Lo mismo ocurrió con las bailarinas de Alaïa o las de hebilla de Ganni: a su poder sumamente visual, imprescindible en una era dominada por las redes sociales, se suma el factor del confort y de la pertenencia a una comunidad experta en moda.
Las Mary Jane, las sandalias planas y los zapatos de tacón sensato, despojados de su aspecto informal, tuvieron un ascenso imparable. Según la plataforma Luxury London, las ventas de las primeras aumentaron un 397% en la plataforma Net-a-Porter en 2024.
Y no debería cesar: el mercado global está destinado a expandirse significativamente, pasando de 2.500 millones de dólares en 2023 a unos 4.100 millones en 2032, con un crecimiento anual sostenido del 5,5%, según datos recogidos en el informe 'Mary Jane Pumps Market Research Report 2033', publicado en Data Intelo.
Aunque el mercado global de tacones altos sigue creciendo en términos de lujo y exclusividad (Versace y Armani los reintrodujeron en sus desfiles), el stiletto ha dejado de ser un accesorio de uso diario para convertirse en una pieza ocasional y más premium. Por ende, no debería morir, sino reinventarse.