
Luis Montenegro, primer ministro y líder del Partido Social Demócrata (PSD), hace un gesto durante un mitin de la coalición AD, antes de las elecciones anticipadas del domingo, en Lisboa, Portugal, el 16 de mayo de 2025. Reuters
Portugal encara sus terceras elecciones en tres años con el conservador Montenegro a la cabeza en las encuestas
El primer ministro, que mantiene su negativa a gobernar en coalición con Chega, sueña con alcanzar la mayoría absoluta en solitario o con los votos de Iniciativa Liberal (IL). La inestabilidad de su Gobierno en minoría y las sospechas de corrupción diluyen sus expectativas.
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Portugal afronta unos comicios con tintes lampedusianos. Cambiarlo todo para que, en realidad, nada cambie. Aunque siempre hay espacio para las sorpresas, claro. El país celebra este domingo sus terceras elecciones legislativas en cuestión de tres años, fruto de la inestabilidad política vigente desde la dimisión del ahora presidente del Consejo Europeo, António Costa, envuelto en sospechas de corrupción que no han terminado de concretarse en ninguna acusación sólida.
Son ocho los candidatos a la jefatura del Gobierno, pero sólo dos tienen posibilidades reales de ocupar el Palacio de São Bento: el conservador Luís Montenegro, primer ministro en funciones, y el socialista Pedro Nuno Santos, líder de la oposición. La Alianza Democrática (AD), una coalición de centroderecha que conforman el Partido Social Demócrata (PSD), el Partido de Centro Democrático y Social (CDS) y el Partido Popular Monárquico (PPM), lidera las encuestas con un porcentaje de intención del voto promedio del 32%. El Partido Socialista (PS) sigue de cerca a los de Montenegro con el 27%.
La distancia entre ambos partidos, prácticamente empatados en los dos últimos comicios, se ha ampliado de manera considerable en la recta final de la campaña, sin embargo. En las elecciones europeas del pasado junio, los socialistas ganaron por la mínima, mientas que, en las legislativas de marzo del año pasado, los conservadores hicieron lo propio.
Desde entonces, Montenegro ha gobernado en minoría parlamentaria, sin contar con los votos de Chega, como prometió en campaña con el famoso eslogan não e não. Ese não e não a pactar con la ultraderecha sigue en pie, aseguró semanas atrás el ministro de Cohesión Territorial, Manuel Castro Almeida. El partido de André Ventura ocupa, sin embargo, la tercera posición en los sondeos, rozando el 20% de los apoyos, una marca que igualaría el resultado que obtuvo en las legislativas del pasado año, el mejor de su historia. Los escándalos legales que han salpicado a algunos de sus diputados han lastrado las opciones de Chega, pero los ultras se consolidan como tercera fuerza política del país.
En cuarta plaza, lejos de los tres principales partidos, aparecen las siglas de Iniciativa Liberal (IL), una formación, la de Rui Rocha, que ha servido a lo largo de este último curso como muleta del Gobierno de Montenegro.
Corrupción y servicios públicos
Dos cuestiones han monopolizado la campaña electoral. Por un lado, el caso Spinumviva, un presunto conflicto de intereses que afecta de lleno a Montenegro; por otro, la estabilidad de su Gobierno. “En contraste, lo que más preocupa a la ciudadanía está relacionado con el coste de la vivienda, la inflación y los salarios, que siguen siendo bajos para un país que genera riqueza e invierte en la cualificación de su población”, apunta el analista David Ferreira da Silva. “Esta dicotomía ha provocado un cierto hartazgo hacia los discursos populistas del estilo ‘¡el otro es más corrupto!’ que cada vez tienen menos peso para los electores, especialmente ante el desgaste generalizado de la credibilidad de los partidos y del sistema político”.
“Conviene destacar que, después de un año, todavía persisten dudas sobre si el Ejecutivo actual será capaz de resolver algunos de los grandes retos heredados del mandato anterior, como la gestión del Servicio Nacional de Salud (SNS) o la crisis de la vivienda, lo cual ha llevado a una parte del electorado a preferir esperar resultados de la gobernanza actual antes que verse abocada a nuevas elecciones”, añade el experto en política europea en conversación con EL ESPAÑOL.
Francisco Pereira Coutinho, profesor asociado en la Facultad de Derecho NOVA de Lisboa, reconoce que “la campaña fue muy pobre. Tuvo los mismos protagonistas que hace un año y las mismas propuestas. Más énfasis, sin embargo, en los temas de inmigración, lo que es una respuesta directa al extraordinario resultado obtenido por Chega el año pasado, que sacudió el sistema político”.
“Muy a mi pesar, aunque era de esperar porque las campañas no son momentos de debate en profundidad, ha habido un gran vacío en la campaña”, traslada a este periódico el portugués Henrique Burnay, consultor de políticas europeas. “Desde las últimas elecciones, lo que más ha cambiado es el mundo y Europa. Por culpa de Donald Trump, de la situación en Oriente Medio, de los informes de Mario Draghi, Enrico Letta y Sauli Niinistö, de las elecciones en Alemania, del acercamiento entre la Unión Europea y Reino Unido, e incluso de la elección del nuevo Papa, el mundo es muy diferente y Europa también debe adoptar una actitud diferente respecto a su seguridad y defensa, a la competitividad de la economía y a las oportunidades de inversión. Todo esto debería haber formado parte del debate preelectoral, pero no fue así”, lamenta.
“Queda por ver si estas circunstancias cambiantes repercutirán en las decisiones electorales portuguesas. Y si lo hacen, ¿cuál será? ¿Fortalecer el partido en el poder para mantener la estabilidad? ¿Buscar una visión más proteccionista e intervencionista de la economía? ¿Fortalecer el voto al partido o partidos alineados con Trump? ¿O todo lo contrario? No lo sabremos hasta este domingo, ya que nada de esto se discutió durante la campaña”, añade Burnay.
Spinumviva como pretexto
El estallido de Spinumviva forzó a Montenegro a presentar una moción de confianza en la Asamblea. Una moción que, como todo hacía presagiar, perdió, abocando al país a un nuevo adelanto electoral. Durante la campaña, el primer ministro ha apelado al voto útil para zafarse de la sombra de Ventura; el mismo método que ha utilizado Pedro Nuno Santos, muñidor de la geringonça, para arañar votos a los partidos minoritarios a su izquierda, entre los que figura el Bloco de Esquerda de Mariana Mortágua, en horas bajas, y Livre de Rui Tavares, además de la Coalición Democrática Unitaria (CDU) que lidera el secretario general del Partido Comunista (PCP), Paulo Raimundo. Todos por debajo del umbral del 4% en los sondeos.
“La crisis [de Gobierno] también fue creada porque Luís Montenegro quiso que se creara”, sostiene el abogado Nuno Gonçalo Poças, columnista del diario Observador, en diálogo con EL ESPAÑOL. Según esta línea de razonamiento, el estallido del escándalo de Spinumviva ofreció a Montenegro una vía de escape, un pretexto para poner fin a la legislatura y adelantar los comicios. “El Ejecutivo era minoritario y tenía pocas condiciones de gobernabilidad, y parte de la estrategia, desde las elecciones de marzo del año pasado, era esta: esperar el momento adecuado para llevar al país a elecciones e intentar una clarificación”, señala Poças, que considera que “Montenegro espera obtener una mayoría absoluta —en solitario o con los liberales de Rui Rocha— o, en el peor de los casos, provocar un cambio de liderazgo en el Partido Socialista que sea más favorable a acuerdos y más simpático con el gobierno de la Alianza Democrática”.
“Sólo Montenegro quería estas elecciones. La idea era repetir la mayoría de Aníbal Cavaco Silva en 1987 –coincide Pereira Coutinho–. Todo indica que eso no ocurrirá”.
“El caso Spinumviva, además de no ser un caso de corrupción —pudiendo ni siquiera representar un problema legal, sino puramente ético y político—, ha sido explotado por la oposición, pero las encuestas indican que a los electores no les afecta”, apunta, por su parte, el columnista del Observador. “Por lo demás, el país no tiene una fuerte aversión a elegir políticos condenados o imputados por corrupción; no sería por un caso como este que eso cambiaría. Ventura lo entendió rápidamente: comenzó la campaña intentando vincular a Montenegro con José Sócrates, pero pronto abandonó el tema de Spinumviva y el PS se quedó hablando solo del asunto”.
La cuestión de fondo es que, en todo este tiempo, el primer ministro no ha sido capaz de ofrecer respuestas concluyentes que despejen las dudas sobre su inocencia. Spinumviva, empresa que fundó en 2021, cuando estaba fuera de la política activa, ofreció servicios de consultoría a organismos públicos y empresas privadas, y siguió generando ingresos incluso después de que tomara las riendas del Gobierno. En mitad de la vorágine, Montenegro decidió desprenderse de la gestión de la compañía —primero a su esposa Carla, con quien sin embargo está casado en régimen de gananciales, según la prensa lusa, y, más tarde, a sus hijos—.
Además, según reveló esta semana el Correio da Manhã, una de las principales cabeceras del país, Spinumviva mantiene su sede en la residencia familiar de los Montenegro en Espinho, un municipio de poco más de 30.000 habitantes al sur de Oporto donde el primer ministro comenzó su carrera política. Hace tres meses, el candidato de AD prometió que lo cambiaría en el registro. Una promesa que, como adelantó el tabloide, no ha cumplido. “No hay ninguna novedad”, comentó sobre este asunto la líder del Bloco, Mariana Mortágua, que sin embargo pidió “no reducir una campaña electoral” a este caso.
“No creo que Montenegro salga reforzado”, sostiene Ferreira da Silva sobre su actuación en el caso Spinumviva. “Podría obtener un porcentaje de votos ligeramente superior, debido a cierto desencanto general que probablemente provoque un aumento de la abstención. Sin embargo, el número absoluto de votos a la coalición AD probablemente se mantenga, dado que su base de apoyo se ha mostrado firme y cohesionada en la defensa del primer ministro durante este episodio de acusaciones de corrupción e influencia indebida”.
Un PS desnortado
En la otra esquina del ring, Pedro Nuno Santos no termina de dar con la tecla. ¿Por qué? “Porque carga con una pesada herencia de varios gobiernos del Partido Socialista, del liderazgo de Costa, y también por haber sido ministro de áreas muy sensibles, como Vivienda, teniendo en cuenta que la crisis habitacional en los grandes centros urbanos se agravó debido a sus decisiones políticas”, responde Poças a las preguntas de este periódico. “Además, Pedro Nuno Santos presenta ciertos problemas de liderazgo. A lo largo del último año ha tenido muchas reacciones impulsivas y definitivas, que luego se transforman en decisiones contrarias a las iniciales, lo que acaba generando poca confianza entre el electorado”.
Sucedió, por ejemplo, durante las negociaciones para aprobar los presupuestos. Nuno Santos mantuvo en todo momento que los tumbaría hasta que, casi a última hora, decidió abstenerse. Fue su abstención lo que permitió, de hecho, que las cuentas públicas del Gobierno de Montenegro salieran adelante el pasado noviembre.
La estrategia del Partido Socialista está siendo demasiado errática, además. “A pocos días de las elecciones, el nerviosismo electoral comienza a ser evidente, recurriendo ya a la táctica del miedo, intentando mostrar que una victoria de Montenegro sería el regreso a las políticas de austeridad de la época de la troika, lo cual es injustificado y muy mal entendido por la mayoría de las personas”, añade, en este sentido, Poças. De acuerdo con Nuno Santos, la Alianza Democrática y los liberales de Rui Rocha tienen una “agenda oculta” que desemboca en la privatización de las pensiones y, en general, en el desmantelamiento de los servicios públicos.
En comparación, los pasos de Ventura —pese a experimentar varios episodios preocupantes sobre su estado de salud— han sido más firmes. “Chega ha tenido algunas dificultades para afirmarse, entre otras cuestiones, sobre su estrategia respecto a la causa de Spinumviva. La estrategia ha consistido, en términos generales, en pedir a los portugueses una oportunidad para gobernar, argumentando que el PS y el PSD han llevado al país a la estancación y al atraso”, indica Poças.
Los ultras han tratado de colocar la cuestión de la inseguridad en el centro del debate, tratando de vincularla con la inmigración. “En este momento, hay otros partidos sin representación parlamentaria que también están explorando el espacio del voto de protesta y que podrían tener cierto éxito”, anticipa sin embargo el columnista del Observador. “Estas elecciones serán una gran prueba para la resistencia de Ventura. No se descarta nada en este momento: podría ganar más votantes, como también podría perderlos. Su resultado es una gran incógnita en todas las elecciones”, añade.
Ventura quiere convencer a Montenegro de la necesidad de gobernar en coalición. Sería el único escenario plausible en el que habría mayoría absoluta, pero el primer ministro lo descarta.
El presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, pretende, dice, encargar la formación de gobierno al candidato que le garantice que la Asamblea no bloqueará su agenda. Ferreira da Silva, que considera que el jefe del Estado “ha perdido gran parte de su popularidad, y la falta de coherencia entre sus análisis y comentarios respecto a los gobiernos del PS y del PSD ha erosionado la credibilidad de una de las figuras más queridas de la política nacional”, cree que el presidente parece inclinarse por la vía más fácil, que no es otra que “esperar para ver si se configura una mayoría de derechas sin necesidad de recurrir a la extrema derecha, o bien atribuir responsabilidades a Pedro Nuno Santos”.
“Sin embargo, ninguno de estos escenarios parece viable a corto plazo”, reconoce el analista. “Así las cosas, Marcelo probablemente opte por ganar tiempo hasta que haya un sucesor, pues tanto su energía política como su forma física ya no son las de antes”.
Cerca del 20% de los votantes dicen estar indecisos, según desprenden los sondeos. “La incapacidad del PS para despegar en intención de voto, unida al estancamiento de la coalición AD en torno al 30%, sugiere que muchos votantes decidirán su elección el mismo día de los comicios”, indica, en este sentido, Ferreira da Silva. Montenegro amplía la brecha con los socialistas mientras lidera las encuestas, eso es cierto, pero la mayoría de los portugueses considera que, después de las terceras legislativas en tres años, el Gobierno debe cambiar de signo.