
De izquierda a derecha: Adrián Vieco, Alejandro Herrero y Daniel Rodríguez Omicrono
Adrián, Daniel y Alejandro, el trío de ingenieros españoles que vive en la selvática Kourou para lanzar cohetes europeos
La necesidad de ingenieros del Centro Espacial Guayanés lo convierte en un destino muy atractivo para los españoles en busca de experiencia aeroespacial.
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La diáspora española llega hasta los rincones más recónditos del planeta. El Puerto Espacial de Kourou, en la Guayana Francesa, es uno de esos lugares donde se aglutinan un número casi incontable de ingenieros y científicos alrededor de los cohetes Ariane 6 y Vega C.
Bajo la batuta de CNES, la Agencia Espacial francesa, estas instalaciones situadas en la costa atlántica de Sudamérica representan un polo de la industria aeroespacial a nivel mundial, muy atractivo para todos aquellos que quieren hacer carrera en el sector.
Hace solo unos días, se publicó en este mismo medio quién es Rodrigo Ávila, el ingeniero madrileño encargado del botón rojo en los lanzamientos y quien decide cómo y cuándo explotarlos si algo se tuerce —literalmente— en el despegue.
Pero Rodrigo no es el único español que habita en ese territorio francés de ultramar.
Allí también trabajan y viven Adrián, Daniel y Alejandro; tres jóvenes que ejemplifican, a la perfección y cada cual en su campo, los diferentes empleos y roles que se pueden tener en el Centro Espacial Guayanés.
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“Aquí hay muchos españoles, solo que la rotación suele ser alta porque hay personas que vienen para un lanzamiento o una misión en particular y luego se marchan”, señaló Rodrigo Ávila en una entrevista anterior a este periódico. “Pero, al final, los que estamos aquí nos conocemos y formamos una gran familia”.
La mayoría de los españoles que trabajan en el Centro Espacial viven en Kourou, la localidad más cercana que da nombre al Puerto Espacial. Sólo un destacamento de personal del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) acude a cada lanzamiento y se queda a unas 3 horas en coche hacia el norte, en el radar Saint-Jean du Maroni.
Adrián Vieco
Vieco nos recibe en el lugar más icónico de todo el Centro Espacial Guayanés, a los pies de la maqueta a escala real del cohete Ariane 5 que preside la entrada a las instalaciones.
"Tengo 28 años, vengo de Catarroja, un pueblo de Valencia". Hizo industriales en la Politécnica de Valencia y, tras egresar del máster, puso rumbo a Chile, en plena época del COVID-19. "Fueron unos meses un poco difíciles y, al volver, me salió una oportunidad para trabajar en la compañía barcelonesa GTD".

Adrián Vieco Omicrono Guayana Francesa
Al entrar, le propusieron ir directamente a la Guayana Francesa. "Fue la mejor oportunidad, empecé a investigar sobre el Centro Espacial y me pareció increíble". Vieco regresó entonces a Sudamérica, un continente que ya conocía tras su paso por Chile, pero en un contexto muy diferente
El valenciano destaca la comunidad que se genera al calor del Centro Espacial. "Casi todo el mundo que viene aquí tiene la familia lejos, entonces se comparten muchas cosas", señala. "Además, cuando yo llegué, también vinieron otros 10 españoles de mi compañía y nos vino muy bien".
Vieco, que va camino de cumplir un lustro en la Guayana Francesa, comenzó trabajando en un proyecto para controlar la seguridad de los edificios. Monitorización de gases tóxicos, extinción de incendios, alarmas, paneles luminosos... Todo lo que rodea al segmento infraestructura del cohete Ariane 6.
El Puerto Espacial de Kourou es una instalación crítica y cuenta con los estándares de seguridad más altos. Allí se custodia tecnología punta, secretos industriales y, entre otras muchas cosas, toneladas de combustible sólido para alimentar a los motores de los cohetes.
Estas particularidades convierten al lugar en un auténtico búnker sensorizado. El trabajo en ese proyecto duró 3 años y culminó con el primer lanzamiento en Ariane 6, ejecutado en julio de 2024. Pero los planes de Vieco eran quedarse en el territorio de ultramar.

Adrián Vieco Omicrono Guayana Francesa
"Ahora estoy en el Departamento de Infraestructura del Centro Espacial, que se encarga de mantener, gestionar y mejorar todas las instalaciones que no están en las zonas de lanzamiento", explica. "Por ejemplo, los radares encargados del seguimiento de los cohetes".
En la actualidad, se está instalando una nueva unidad de supervisión centralizada donde van a ir a parar todos los datos recogidos en las diferentes instalaciones para poder "mantenerlas y supervisarlas por si hay algún problema".
"Yo me tengo que encargar de programar la pasarela que van a recoger todos los datos de los edificios, los va a tratar, transformar y enviar al centro de supervisión". Además, en el Centro de Control de Misión se está integrando un nuevo puesto que recogerá toda esa información durante los lanzamientos.
Daniel Rodríguez
Rodríguez es un segoviano de 24 años, egresado del IES La Albuera, quien emprendió sus estudios de informática en Francia después de cursar el bachillerato en la ciudad castellana. Tras finalizar la universidad, se matriculó en un máster de especialización en la interacción humano-máquina.

Daniel Rodríguez Omicrono Guayana Francesa
"Me centré, sobre todo, en la interacción humano-máquina para sistemas críticos". Estos son "sistemas cuyo fallo implica un coste más elevado que el propio coste de desarrollo e implementación del sistema".
Después hizo unas prácticas en un laboratorio de Toulouse (Francia) para el diseño de interfaces gráficas para el equipo de seguridad de vuelo y para un próximo lanzador reutilizable denominado Callisto, en el que participan Francia, Alemania y Japón.
"En Toulouse estaban muy contentos con mi trabajo y fueron ellos los que me propusieron hacer las prácticas de fin de estudios aquí, en la Guayana Francesa", explica Rodríguez. "Acepté a regañadientes de mis padres", bromea, "y mi único requisito es que pudiera hacer también el doctorado".
Daniel Rodríguez trabaja actualmente dentro de la Agencia Espacial francesa investigando cómo reconfigurar de forma fácil y rápida interfaces gráficas para el seguimiento de cohetes. En particular, para el equipo de supervisión de vuelo.
Uno de los puntos más importantes de su trabajo es que esta interfaz pueda aplicarse "para todo tipo de cohetes", independientemente del fabricante y con la vista puesta a que el Puerto Espacial de Kourou recibirá diferentes lanzadores. Incluido el de la española PLD Space.
"Deben ser interfaces gráficas similares en términos de apariencia visual y composición gráfica" para que el cambio entre cada cohete lanzador sea el mínimo imprescindible y los operadores del vuelo no requieran de entrenamiento extra.

Daniel Rodríguez Omicrono Guayana Francesa
Un entorno como el del Centro Espacial Europeo puede llevar a pensar que sólo es posible acceder a él estudiando ingeniería aeroespacial, "pero no nos damos cuenta hasta qué punto se necesitan personas de todo tipo" para lanzar un cohete.
Hay desde ingenieros informáticos que aseguran los sistemas y las redes, a los encargados del desarrollo de interfaces, personal de comunicación, cocineros, vigilantes de seguridad, bomberos... Realmente todo lo que se necesita una pequeña ciudad.
La congregación de "todos estos perfiles diferentes es lo mágico de la base espacial".
Alejandro Herrero
Y de la ciudad del Acueducto, a la capital catalana. "Nací en Barcelona y estudié un grado en ingeniería aeroespacial en la Universidad Politécnica de Cataluña", una de las escuelas referentes del ramo en todo el país.
Una vez terminado el grado, Alejandro Herrero, de 24 años, fue a estudiar un máster en Toulouse que finalizó el pasado diciembre. "De allí me vine al Centro Espacial Guayanés". El principal motivo fue su especialización en ingeniería de sistemas que le condujo a trabajar actualmente en el departamento de calidad.
"Nosotros nos encargamos de la célula de fiabilidad y nos aseguramos que todos los sistemas que están en la base están disponibles", explica Herrero.

Alejandro Herrero
Entre los sistemas que el español monitoriza están elementos clave como radares o las antenas de telemetría que se disponen a lo largo y ancho del planeta. "Tenemos que asegurarnos de que todos estén disponibles en el momento de despegue y también durante toda la maniobra de lanzamiento".
Alejandro Herrero tuvo la oportunidad de encontrarse dentro del Centro de Control de Misión durante el lanzamiento del satélite Biomass como parte de sus ejercicios de instrucción. "En principio, ya estaré formado para el próximo vuelo del cohete Vega C, que será en julio".
A finales del próximo mes, desde el mismo Puerto Espacial de Kourou, se lanzará una constelación MicroCarb compuesta por 4 satélites como parte de un programa impulsado por las agencias espaciales de Reino Unido y Francia.
El objetivo de estos orbitadores será realizar un mapa en 3D de todo el globo terráqueo. "Espero ser el responsable de mi parte en esa misión", asegura Herrero.
Dentro de la sala, mientras se realiza el lanzamiento, "existe un silencio absoluto, tan sólo habla el director de operaciones". El resto del personal presente se encarga de enviarle la información pertinente. "Hay tensión en el ambiente, es muy emocionante".
El papel de Herrero durante el lanzamiento gira en torno a un documento denominado Operational Bypass File. "En él, listamos todos los sistemas que tenemos en la base y definimos qué pérdidas [de esos sistemas] nos podemos permitir para poder continuar con el despegue y cuáles nos bloquean".
"Una vez ha despegado, no hay mucha cosa que hacer", explica. "Si empiezan a fallar los sistemas críticos, sólo queda rezar y, si se pone peor la cosa, ya está Rodrigo para salvarnos".
"Cuando vine aquí pensaba que iba a tener un trabajo de ingeniero en alguna de las oficinas del Centro Espacial, pero finalmente comencé en el equipo de operaciones y creo que tengo mucha suerte".