
El planetario de la Casa de las Ciencias cumple 40 años: un vistazo al firmamento desde A Coruña
El planetario de la Casa de las Ciencias cumple 40 años: un vistazo al firmamento desde A Coruña
En Quincemil nos hemos adentrado en el corazón del museo coruñés para descubrir desde dentro el funcionamiento de su planetario, el primero que hubo abierto al público en Galicia, y rendir así homenaje a sus cuatro décadas de historia
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La Casa de las Ciencias abría sus puertas por primera vez al público el 1 de junio de 1985, suponiendo toda una revolución en lo que a museos científicos se refiere, especialmente por uno de sus espacios más emblemáticos y especiales: el planetario. El que fue en su día la primera instalación de este tipo abierta al público en Galicia continúa, cuatro décadas después, siendo uno de los lugares más visitados por generaciones de coruñeses.
Desde Quincemil hemos querido celebrar su aniversario conociendo el pasado, el presente y el futuro del planetario y qué mejor que hacerlo de la mano de Marcos Pérez, director de los Museos Científicos Coruñeses, para que nos desvele los secretos mejor guardados del firmamento desde A Coruña.
"El planetario se inauguró en el año 1985 y era en esencia como el primero que empezó a funcionar de cara al público en el mundo en el año 1925 en Alemania, hace ahora 100 años, y consistía en una sala con una pantalla dentro de la cúpula con forma de semiesfera", cuenta Marcos.
La idea original tomaba como referencia las salas de cine, por aquella época aún no había cine sonoro, pero era una industria muy popular en la que el contenido era ver el firmamento en movimiento: las estrellas y el movimiento de los planetas. "Hasta entonces solamente había bóvedas con dibujos pintados", señala el también presidente de la Asociación Española de Comunicación Científica.

La Casa de las Ciencias de A Coruña en sus exteriores
Cuando empezó a funcionar el planetario de A Coruña, era algo sencillo, pero fascinante. "La gente venía y quedaba realmente asombrada", apunta Marcos, quien lo visitó por primera vez con 15 años y, desde entonces, ha vivido fascinado con su actividad.
Era un espacio con butacas, un proyector de estrellas y planetas, y una pantalla donde se proyectaban imágenes acompañadas de música ambiental. "Esa visión del cielo proyectado sobre tu cabeza, más rápida que en la naturaleza (porque podemos jugar con el tiempo) es una experiencia que quienes visitan el planetario no olvidan", cuenta el científico.
A día de hoy en el planetario disponen de proyectores digitales, pero todavía conservan el primer proyector analógico en funcionamiento, y no solamente eso, según apunta Marcos "sigue dando el mejor cielo". Sin embargo, solo puede mostrar el cielo y los digitales permiten acceder a la mayor parte de las bases de datos astronómicas.
Una mirada atrás a la historia
El museo de la Casa de las Ciencias, al igual que el resto de la red de Museos Científicos Coruñeses, no puede entenderse sin mencionar la figura de su creador, Ramón Núñez Centella. "Fue un pionero. Moncho tuvo la lucidez de imaginar este tipo de museos y el planetario, que ponen en el centro al público que los visita, con contenidos interactivos", explica Marcos, quien aborda la cultura científica como una parte inseparable del resto de la cultura humana.
"El proyector antiguo sigue siendo el que mejor cielo proyecta"
Cuatro décadas dan de sobra para muchas historias y momentos especiales. Invitamos a Marcos a escoger cuatro de ellos: El primero, la apertura del museo el 1 de junio de 1985. El segundo, el Año Xacobeo de 1993, cuando el planetario creó un programa audiovisual que incluía, además del cielo estrellado y la música, imágenes fotográficas y locución. Para ello, fue necesario añadir nuevos sistemas, lo que permitió abrirse a más actividades.
El tercero de los hitos fue su modernización en 2009, con la incorporación de proyectores digitales que permitieron diversificar el contenido: viajar a la Luna, recorrer el sistema solar o contemplar otras galaxias. Y el cuarto, en 2024, fue la instalación de proyectores aún más modernos, que permiten acceder a prácticamente todas las bases de datos astronómicas disponibles.
Dentro de una sesión del planetario
Hablar del planetario es, inevitablemente, hablar de sus sesiones abiertas al público, auténtico corazón de esta instalación. Y no hay planetario sin planetaristas: las personas encargadas de guiar cada viaje por el universo. Para conocer mejor esta experiencia, se suma a nuestra conversación con Marcos, Inés Carvallo, una de las planetaristas que lleva 25 años compartiendo el cielo con quienes se acercan a la Casa de las Ciencias.
Siempre vinculada al mundo del audiovisual, Inés pasó de proyectar cine analógico en la Domus a contar historias sobre las estrellas. "Aprendí todo lo que sé de astronomía trabajando aquí, con mis compañeros planetaristas", cuenta. Para ella, el planetario es un lugar mágico, donde es posible viajar en el espacio y en el tiempo. Disfruta especialmente con las visitas escolares: ver cómo reaccionan, las preguntas que hacen y cómo se fascinan los niños. "Trabajar aquí es un proceso de aprendizaje continuo", resume.
"Aquí más que a aprender se viene a emocionarse, es un lugar mágico"
Inés acaba de salir de una sesión con un colegio de Educación Primaria. "Aquí más que a aprender se viene a emocionarse", explica. En esa sesión viajaron a la Luna, exploraron las constelaciones y los planetas con el proyector nuevo, pero también utilizó el antiguo. "Su sensación de oscuridad funciona muy bien, tanto con ellos como con los adultos", apunta la planetarista.
Para Marcos, la clave del planetario está también en ese componente emocional. "Una sesión del planetario es un espectáculo. Lo digo porque siempre se acaba con aplausos del público, y eso es curioso, porque cuando vas al cine no se aplaude". Y destaca algo más difícil de explicar: "No hay otro sitio en el que estemos tan a oscuras, con personas que no conocemos, y aun así se respira una placidez".
"Trabajar en el planetario es un proceso de aprendizaje continuo"
La fuerza de cada sesión está en la persona que guía el viaje. Alguien que conoce bien el cielo y que tiene experiencia contándolo, como lo hace Inés. Las sesiones combinan contenidos fijos —explicar cómo se mueve la Luna, las estrellas o el Sol a lo largo del día— con otros que varían. Por ejemplo, se habla de constelaciones y muchas personas quieren saber las que corresponden a su signo del zodiaco. Y si hay alguna noticia astronómica reciente, la aprovechan: "Si hay algún agujero negro o cometa, usamos los recursos del planetario para acercarnos a él", dice Marcos. "Hablamos de astronomía, pero también de la ciencia astronómica", añade.
Este rincón tan especial de la historia científica y cultural de A Coruña cumple 40 años. Y lo hace con la misma vocación con la que abrió sus puertas en 1985: acercar el cielo a quienes sueñan con explorarlo. No nos cabe duda de que seguirá así otras cuatro décadas más.