Cultivo al aire libre de Florette en Cadreita, Navarra.

Cultivo al aire libre de Florette en Cadreita, Navarra. Cedida

Historias

Recogida de agua de lluvia o medidas para combatir el desperdicio alimentario: lo que no se ve de la agricultura

ENCLAVE ODS se adentra en Florette para conocer cómo es su proceso de producción, mostrando su paso a paso desde el campo.

Más información: Álvaro, José y Jesús, la joven generación que vuelve al campo en Madrid: "Con 25 años he emprendido en la agricultura"

Milagro, Navarra
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En 1989, Juan Miguel Floristán (Arguedas, 1955) y José Javier Muguerza (Irurtzun, 1946) se lanzaron a la aventura y se fueron de Pamplona a París en coche para investigar el mercado de las frutas y verduras en Europa. Allí descubrieron una nueva variedad (la IV gama) y desde entonces Floristán se convirtió —hasta 2020— en fundador y director general de Vega Mayor (Florette Ibérica). 

Introducían así en España un nuevo modelo de negocio que no se conocía hasta el momento: las hortalizas y frutas frescas, limpias, troceadas, envasadas y listas para consumir. ¿El secreto? El frío (entre 1 y 4 grados centígrados) y no añadir ni aditivos ni conservantes. 

Trajeron a la península las ensaladas en bolsa e innovaron a través de boles preparados. Y ahora, más de 30 años después, Florette se ha alzado como el principal productor y comercializador ibérico de IV gama, ofreciendo más de 750.000 ensaladas cada día. 

Desde entonces, los ejes estratégicos del negocio han ido ligados a la sostenibilidad, la innovación y las personas. Además, hace ya algunos años que iniciaron la transformación digital en la marca, aunque su misión sigue siendo la misma: ayudar a más personas a alimentarse mejor y promover una dieta saludable y práctica que incremente la calidad de vida de la población. 

Y parece que han triunfado con esta propuesta. Las instalaciones españolas suman ya más de dos mil empleados y dos mil hectáreas con más de 60 tipos de cultivo diferentes. Cuentan con más de 14.000 puntos de venta y, en 2024, facturaron 228 millones de euros. 

Campos y cultivos

Florette Agrícola es la parte encargada del campo y los cultivos. Son los principales responsables de producir 40.000 toneladas de ensaladas al año. Sin embargo, cada uno de estos productos es diferente y, por ende, debe ser tratado de una forma determinada (y en eso en Florette son expertos). 

En términos generales, los cultivos podrían dividirse en ensaladas adultas (que se siembran en pleno campo) y cultivos protegidos (como serían los brotes tiernos) que, debido a lo delicados que son a las temperaturas y a las condiciones meteorológicas, se labran siguiendo unas pautas específicas. 

Los brotes tiernos se cultivan en invernaderos debido a su vulnerabilidad.

Los brotes tiernos se cultivan en invernaderos debido a su vulnerabilidad. Cedida

El proceso de la adulta comienza en el semillero, donde crece una pequeña planta en una bandeja. Una vez el brote toma un tamaño que está 'fuera de peligro' se traslada al campo para que se haga más grande hasta ser adulta. Con estos vegetales el recorrido nunca se inicia en el campo.

Lo que sí es común para todos sus productos es que, ya sean ensaladas adultas (como la iceberg, la escarola o la batavia) o brotes tiernos (como la rúcula, el canónigo o el berro), todos son frescos. Los cultivos están cerca de las fábricas y de las zonas de mercado, asegurando que en 24 horas llega del campo a la tienda, dejando siete días para su consumo

El lugar perfecto

Si hablamos de las ensaladas adultas, en Navarra, Florette cuenta con dos centros, siendo el de Milagro —hasta donde se ha trasladado ENCLAVE ODS— el de mayor volumen, junto con el de Torre-Pacheco en Murcia. Aunque estas no son las únicas instalaciones en las que trabajan, porque se tienen que adaptar a las diferentes temperaturas de la península para poder ofrecer un producto de calidad durante todo el año. 

En invierno, por ejemplo, la región navarra sufre bajas temperaturas, por lo que aprovechan para cultivar en el sur (Murcia y Alicante) y surten a toda la nación desde noviembre a abril. De mayo a junio el trabajo pasa a Navarra y Albacete y durante la temporada de verano (junio, julio, agosto y septiembre) se trasladan a las zonas altas de Soria y Almería

En su centro de Canarias, desde donde producen para todo el archipiélago, cultivan durante todo el año gracias a su proximidad al ecuador. Y es que, por lo general, estas plantaciones necesitan un clima de entre 20 y 30 grados de día y de 10 a 15 por la noche. 

Los trabajadores de Florette en uno de sus cultivos al aire libre.

Los trabajadores de Florette en uno de sus cultivos al aire libre. Cedida

 

En el caso de los brotes tiernos que, como ya mencionamos, se trabajan en cultivos protegidos, las zonas de producción son algo distintas, aunque también están distribuidas por la península. Además, como aquí se recoge "la esencia del cultivo", puedes jugar con colores, sabores y texturas. 

La clave de su producción es aislarles y protegerles del clima, pero sin emplear humidificadores ni calefacción, por eso también van jugando con el sur y el norte dependiendo de la temperatura de cada lugar. Tanto en Navarra como en Canarias cultivan todo el año, mientras que en Murcia la producción se centra principalmente en la temporada de invierno. 

En Navarra, por ejemplo, cuentan con 70 hectáreas físicas de invernadero y en cada una de ellas trabajan con cuatro cultivos diferentes al año, dejando aproximadamente un mes de descanso entre una cosecha y otra.

Recolección y cosechas

Nada más recolectar empiezan a aplicar la cadena del frío para ralentizar la actividad metabólica del vegetal, lo que te permite que se conserve durante más días. Además, cortan las ensaladas de noche para que el vegetal no sufra y este pueda estar lo más fresco posible. 

Durante todo el año, a través de los techos de los invernaderos, acumulan el agua de la lluvia y después lo utilizan para regar. Y, en el caso de los brotes tiernos, lo hacen mediante microaspersión y luego ponen una manta para que con una única riega el cultivo germine, ahorrándose así gran cantidad de agua. 

En cuanto a los abonos, optan por utilizar materia orgánica en toda la superficie siguiendo los principios de la circularidad. Y pese a que no hace ecológico, Javier Les, director de calidad, sostenibilidad e innovación de Florette, asegura que priorizan en todo momento lo natural en sus productos. 

Se decantan, además, por la solarización, que es un proceso natural para desinfectar el suelo. Durante los meses de verano aprovecha la materia orgánica, el agua y el sol y queda todo tapado con un plástico durante mes y medio.

En ese tiempo, esta combinación logra un poder desinfectante y destruye todo, consiguiendo que de un verano a otro no sea necesario aplicar ningún desinfectante. 

Los nuevos proyectos

  • AGROPAPER. Sustitución del plástico acolchado agrícola por un papel de celulosa biodegradable que tras su uso se incorpora en el suelo, transformándose en materia orgánica al final del cultivo. 
  • FARMITANK. Cultivo vertical hidropónico en un depósito cerrado. Han hecho lechugas, aromáticas y microbrotes, aunque todavía están en proceso de investigación para buscar las mejores formas de cultivo. 
  • Vehículo eléctrico autónomo (VECAIPA). Realización autónoma de labores en el invernadero.
  • Proyecto Micro Regenera. Alternativas al uso de microorganismos en fertilización nitrogenada para la regeneración del suelo en un contexto de agricultura sostenible. 
  • Proyecto Forestchar. Valorización de residuos forestales para la producción de biochar (un carbón vegetal) y su aplicación en la agricultura.

Sostenibilidad por bandera

En lo que respecta a la sostenibilidad, los objetivos de Florette se centran en reducir el impacto ambiental, lo que se concentra en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), el consumo de agua y el efecto en la biodiversidad. Ponen el foco, además, en la economía circular, fijándose metas de ecodiseño, reducción de desperdicio alimentario y gestión de residuos. 

Llevan años calculando la huella de carbono y, desde 2019-2020, el 100% de la energía que emplean es renovable. Actualmente, no generan GEI a nivel energético y están trabajando para reducir su consumo energético sustancialmente. 

En 2024 iniciaron un proyecto de construcción de placas solares que ya supone un 26% de su consumo de energía total. Además, instalaron una mecánica de start&stop en su fábrica para que si no pasa un vegetal, determinados procesos se paren hasta detectarlo y retomar el funcionamiento. Han logrado una reducción del 16% del consumo de energía

Los trabajadores de Florette en sus instalaciones de Milagro.

Los trabajadores de Florette en sus instalaciones de Milagro. Cedida

En agua han reducido su consumo en un 23% desde 2021 a través de un proyecto de autorregulación de caudales. Gracias a ello se detecta más calidad del agua y saben cuándo y cuánta cantidad se debe renovar. 

Por otro lado, en el proceso de secado, que puede ser por centrifugación mecánica o mediante túneles (para los brotes tiernos), el agua se mueve en un circuito cerrado que permite utilizarla para otros procesos, como, por ejemplo, lavar las cajas que vienen con la materia prima del campo. 

En términos de ecodiseño, buscan acciones para mejorar el envase con el objetivo de reducir, reciclar y reutilizar. Un ideal que, desde 2020, les ha llevado a dejar de poner en el mercado 860.000 kilogramos de plástico a través de sus bolsas 100% reciclables y sus boles realizados con material reciclado y reciclable. 

En los últimos años, indica Sonia Muro, responsable de sostenibilidad, han disminuido los materiales multicapa y han comenzado a utilizar monomateriales, aunque aseguran desde la marca que "si no empieza a haber más recicladores no vamos a poder conseguir los objetivos de la legislación europea".

Actualmente, están haciendo pruebas con materiales biodegradables y han hecho ya intentos con papel, pese a que este es "un material muy complicado" para ellos. Y es que dado que su producto —la ensalada— está vivo, necesitan un material con una serie de propiedades que pueda trasportarlo.

Hasta ahora el plástico ha sido capaz de servir como barrera protectora, además de contar con una permeabilidad que le permite intercambiar gases con el exterior y, pese a que hay avances en otros componentes, ninguno ha conseguido estas características.

Uno de los cultivos protegidos de Florette en Cadreita, Navarra.

Uno de los cultivos protegidos de Florette en Cadreita, Navarra. Cedida

Para evitar el desperdicio alimentario, cada año donan 175.000 ensaladas y la materia orgánica desechada durante la producción pasa a convertirse en alimento para ganado. Además, trabajan en la predicción de la demanda para que a nivel interno puedan mejorar la planificación de cultivos. 

Por último, si hablamos de residuos, Florette está en plena búsqueda de alternativas de valorización para su cultivo de residuos vegetal, así como opciones para su residuo plástico, tanto industrial como agrícola.

Motivo por el que han decidido poner en marcha el Proyecto Biorevel con el objetivo de caracterizar el residuo vegetal que tienen y ver si alguno puede tener beneficios para elaborar activos o alimentos para la salud intestinal.