
Fernando Gómez-Carpintero, CEO de Airbus Crisa Omicrono
Gómez-Carpintero, el ingeniero que lidera programas espaciales en Tres Cantos: "Para ir a Marte, antes habrá exploración lunar"
Los vaivenes del presidente de EEUU han creado un clima de incertidumbre en el que están inmersos programas clave como Artemis o Gateway.
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La exploración espacial se encuentra actualmente inmersa en una nueva edad de oro que sólo tiene comparación con lo vivido en las décadas de los 60 y 70 del pasado siglo. La irrupción de nuevas compañías se mezcla con otras que llevan décadas operando, dando una variedad extraordinaria de programas y capacidades.
Sin embargo, no hay por qué elegir entre el denominado new space y el concepto tradicional de compañía espacial. Ni mucho menos irse a Estados Unidos a trabajar directamente en la NASA. Basta con echar un vistazo al crisol de compañías en polos industriales como el de Tres Cantos (Madrid).
Allí, en un discreto edificio, Airbus Crisa esconde 40 años de experiencia tecnológica y uno de los laboratorios más avanzados de electrónica espacial del mundo. De donde han salido componentes para algunos de los programas más importantes de la historia.
En la actualidad, participan en programas tan populares como el de los lanzadores Ariane 6, los más avanzados de la industria europea que se lanzan desde la Guayana Francesa.
Otra de las estrellas de la compañía madrileña es su participación en Artemis, a través de la nave Orión, y en la estación espacial Gateway que tiene previsto orbitar la Luna. Sin embargo, estos dos últimos programas están ahora mismo en una situación delicada.

Fernando Gómez-Carpintero, izquierda, y Emilio Lapeña, derecha Omicrono
Y es que, el tablero de ajedrez espacial se encuentra ahora en un momento clave y crítico. Mientras desde la ESA se impulsan programas y misiones, las últimas noticias que llegan desde el otro lado del Atlántico no son nada esperanzadoras.
La Administración Trump planea recortar un 24% el presupuesto asignado a la NASA para el próximo año. La medida, que tiene que aprobarse todavía en el Senado estadounidense, dejaría en suspensión algunos programas clave como Artemis, que no tendría fondos para continuar más allá de 2027, o como la antes mencionada estación Gateway.
La publicación del recorte coincide en el tiempo con la salida de Elon Musk y la retirada de Jared Isaacman como candidato a administrador de la NASA, el máximo cargo dentro de la Agencia Espacial
Dos movimientos inesperados que agregan una dosis de incertidumbre a la industria espacial mundial, todavía, en buena parte, dependiente de las constantes vitales de la estadounidense.
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Todo esto se une al aplazamiento del primer viaje a Marte por parte de SpaceX, previsto ahora para finales de 2026 tras su enésimo retraso, al tiempo que la nave Starship sigue sin lograr ejecutar un vuelo exitoso.
En mitad de esta vorágine, probablemente pasajera, hay que apostar por la experiencia y "nunca dejar de creérnoslo". Durante estas 4 décadas de trabajo de Airbus Crisa, sus creaciones han estado presentes en más de 300 misiones y "todavía tenemos 60 proyectos en marcha".
De Tres Cantos al espacio
Sin duda, una de las claves de Airbus Crisa ha sido la especialización en una rama muy particular de las plataformas espaciales y convertirse en los mejores. Y también la de ir adaptándose a las necesidades, combinando el legacy space y el new space; sin renunciar a ninguna forma de entender la industria.
"Tenemos el privilegio de participar en misiones de observación de la Tierra, no sólo en óptica, también en radar", ha explicado Fernando Gómez-Carpintero, CEO de Airbus Crisa desde 2021, a EL ESPAÑOL-Omicrono.

Fabricación de componentes electrónicos para misiones espaciales en Airbus Crisa Omicrono
Gómez-Carpintero también ha señalado la implicación en programas de telecomunicaciones de todo tipo. Desde las tradicionales geoestacionarias —ejemplo perfecto es el SpainSat NG1 de Hisdesat para el Ministerio de Defensa español— "a las nuevas constelaciones en la órbita baja".
Estas constelaciones LEO (Low Earth Orbit), como la Starlink de SpaceX o la europea OneWeb, han irrumpido en el panorama espacial internacional introduciendo nuevos métodos de trabajo mucho menos conservadores dada la necesidad de lanzamiento de miles de unidades.
En cuanto a la exploración espacial con humanos, Airbus Crisa participa en el módulo de servicio europeo de la nave espacial Orión, la encargada de llevar a los astronautas a la Luna como parte del programa Artemis.
En la misma línea que Artemis, la compañía española también tiene participación en la estación Gateway que orbitará la Luna y servirá como base de operaciones para todo tipo de misiones al satélite natural de la Tierra.

Representación de la nave Orión con el motor del módulo de servicio
"Hacemos la unidad que gestiona la energía a bordo de esa Estación", ha explicado. "Distribuye, acondiciona, se encarga de las baterías, el acondicionamiento... Es una unidad crítica para la supervivencia de los astronautas".
Los rover Curiosity y Perseverance de la NASA también tuvieron su huella española. Para este último, la compañía madrileña se hizo cargo del desarrollo de la estación meteorológica para poder medir todos los parámetros ambientales de Marte.
"Es un instrumento que, además, lleva un software integrado y que tuvimos el privilegio de hacerlo para la NASA, en colaboración directa con ellos", ha afirmado. "Yo creo que es uno de los proyectos que más nos ha marcado".
Sin embargo, la experiencia personal en una compañía dista mucho de cómo de grande o pequeño sea cada proyecto. "Yo llegué aquí para trabajar en Ariane 5", ha señalado Gómez-Carpintero, "pero la misión que a mi más me marcó fue la de Bepi Colombo".
Bepi Colombo es una sonda que se encuentra camino a Mercurio. Se lanzó en octubre de 2018 y tiene previsto llegar al planeta a finales de este mismo año, donde realizará mediciones científicas en su órbita durante un año.
Esa misión "era la primera en la que fui responsable técnico, es un satélite muy complejo y cuenta con colaboración internacional junto a la Agencia Espacial de Japón [JAXA]".
"La contribución tan importante que hicimos desde Airbus Crisa fue muy especial", ha recalcado. "Saber que algo que hemos diseñado y trabajado está ahora mismo a millones de kilómetros rumbo a Mercurio... Es un orgullo".
Emilio Lapeña es un ingeniero que lleva en Airbus Crisa desde antes incluso de que se convirtiera en EADS Astrium en el 2000 y se integrara en Airbus en 2017. "Curiosamente yo también entré para Ariane 5", cuando al lanzador todavía le quedaban unos cuantos años para alzar el vuelo por primera vez en 1996.

Emilio Lapeña, experto en electrónica de potencia en Airbus Crisa Omicrono
"Estuvimos trabajando en nuestra parte de electrónica durante 4 años, fue un gran reto por que el lanzador anterior [Ariane 4] era muy diferente y con capacidades menores". Desde entonces, Lapeña se ha convertido en uno de los ingenieros más experimentados de toda la compañía.
El momento del espacio
El regreso de Trump a la Casa Blanca ha levantado todos los rumores posibles sobre el programa Artemis, que acumula ya varios retrasos y un importante sobrecoste producto, en buena parte, del lanzador SLS.
"Ciertamente hay incertidumbre, eso hay que admitirlo", ha reconocido Fernando Gómez-Carpintero, en relación con el futuro más inmediato de Artemis, a pesar de que el programa nació en la anterior era Trump.

SLS despega Omicrono
"A pesar de ello, lo que sí vemos es que hay una vocación clara de exploración humana, creemos que eso va a continuar". El ambiente que rodea a la NASA está actualmente enrarecido. Hace sólo unos días que el propio Trump "apartó" a Isaacman, el candidato a administrador de la Agencia Espacial, y todavía no hay relevo.
Otro de los puntos clave, directamente relacionado con Artemis, es la necesidad de emplear la Luna como centro de experimentación y laboratorio para luego llegar con humanos a Marte.
"Nosotros pensamos que la experiencia que se puede obtener en la Luna es muy valiosa", ha afirmado. Además, se trata de un satélite del que se conoce relativamente poco a pesar de haber puesto los primeros astronautas allí hace más de medio siglo.
Existen "aspectos técnicos que son indiscutibles". "Más allá de cuál es la estrategia más óptima para ir a Marte, sí parece evidente que la Luna tiene un valor técnico y experimental innegable, seguro que va a haber exploración lunar".
En un espacio más nacional, Fernando Gómez-Carpintero destaca el optimismo que se vive en la industria tras la apertura de la Agencia Espacial Española (AEE). "Poder centralizar en un único agente el contenido espacial" es un aspecto realmente positivo, aunque no ha estado exento de cierta crítica.
Principalmente por todo lo que rodea a la lentitud de la AEE a la hora de comenzar a moverse, tanto de forma independiente como junto con la Agencia Espacial Europea y otros agentes. "Invitamos a la Agencia y la Administración a que la puesta en marcha sea lo más rápido posible y que ese potencial pueda desplegarse de lleno".

Fernando Gómez-Carpintero, izquierda, y Emilio Lapeña, derecha Omicrono
El desempeño de la industria espacial ha ido siempre muy ligado al gasto en defensa de los países, un terreno en el que Airbus Crisa también participa. El ejemplo más reciente es la familia de satélites SpainSat NG, cuya primera unidad se lanzó a principios de año y la segunda lo hará a finales.
Asimismo, no está descartado el desarrollo de una tercera unidad, tal y como ha podido saber EL ESPAÑOL-Omicrono de fuentes solventes. Todo depende si algunos potenciales clientes gubernamentales internacionales deciden utilizar los dos que estarán operativos en los próximos meses.
"Está claro que el espacio tiene un rol fundamental en defensa", ha indicado Gómez-Carpintero. Airbus Crisa también participa en la fabricación de electrónica en diferentes sistemas críticos para los dos satélites militares Paz 2 de los que se encarga actualmente Hisdesat.
Legacy Space vs New Space
Uno de los temas más importantes de la actualidad es la convivencia entre la industria espacial más tradicional y lo que se denomina new space, con conceptos y métodos muy diferentes en busca de hacer del espacio un lugar más accesible.
"El mundo ha cambiado radicalmente por la llegada de nuevos actores al mercado que lo han dinamizado", ha recalcado Lapeña en este caso. Pero "nosotros tampoco somos tan grandes, por lo que hemos podido hacer frente a este nuevo escenario de mercado".
El new space reclama "una distancia menor entre lo que es la concepción de una idea de una misión y su implementación y lanzamiento", ha explicado.

Personal de Airbus Crisa trabajando en electrónica espacial Omicrono
La diferencia se ve en los tiempos de pruebas de un nuevo diseño de una unidad de exploración. Lo que el espacio clásico necesita son tres o cuatro meses de pruebas, mientras que en el new space la ventana se mueve en las semanas.
Esta agilidad para diseñar, probar e iterar es uno de los secretos del éxito de las nuevas compañías espaciales, tanto las que se dedican a los lanzadores como a los satélites. "Es lo que necesitan para poder poner miles de unidades en órbita, no hay otra manera".
La otra cara de la misma moneda es la que protagoniza el legacy space, con metodologías mucho más conservadoras dada la naturaleza de las misiones de las que se encarga. "Normalmente, son misiones muy costosas que hay que asegurar mucho más".
De estos programas son de donde salen elementos como algunos de los citados antes. El rover Perseverance, los SpainSat NG, sistemas para Gateway o misiones de espacio profundo como Juice. Son conceptos muy diferentes a lo que podría ser un satélite de una constelación conformada por miles de unidades.

La sonda Juice pasa a 750 km de la Luna Omicrono
"Hemos sabido combinar muy bien nuestra herencia de 40 años en misiones clásicas con otras experiencias del new space como OneWeb", ha apuntado Fernando Gómez-Carpintero. Una mezcla de dos mundos en la que Airbus Crisa mantiene su posición indistintamente.
Dentro del laboratorio
Aledaño al edificio de oficinas, existe un laboratorio dispuesto en varias plantas diferenciadas según las tareas que se realizan. Las medidas de seguridad para entrar son las propias de una sala blanca especialmente acondicionada para la fabricación de tecnología punta espacial.
Gorro, barbero, bata y una especie de patucos para evitar cualquier tipo de contaminación es el uniforme obligado para todo aquel que quiera acceder. "Tenemos la atmósfera monitorizada para poder controlar la temperatura y la humedad", nos explicó Carolina Sánchez Muñoz, ingeniera de procesos de fabricación en Airbus Crisa.
La primera parada fue para conocer el sistema logístico que alimenta a todo Airbus Crisa. Cada pieza que se recibe del exterior está revisada y etiquetada con unas coordenadas dentro de un sistema de almacenamiento que proporciona todo lo necesario a los técnicos.

Unidades de electrónica espacial en Airbus Crisa
De hecho, este sistema es el corazón de toda la sala blanca. Cada componente, antes y después de integrarse con otros, cuenta con un seguimiento de máximo nivel. De cada pieza, "sabemos cuándo y cómo llegó, quién la revisó, dónde está en cada momento y por qué manos ha pasado".
Esto es especialmente útil durante todo el proceso de fabricación de las unidades electrónicas que luego se integrarán a bordo de las misiones espaciales más avanzadas del mundo, para conocer cualquier fallo en la fabricación.
Uno de los aspectos que más llama la atención de los talleres es que tienen bien diferenciadas las líneas de producción de los sistemas. En la planta baja se sitúan los equipos que fabrican para pedidos amplios y numerosos, como de constelaciones satelitales o lanzadores.
En esta parte, destacan todos los procesos automatizados. "Necesitamos que sea así para cumplir con los requisitos de entrega", apuntó Sánchez Muñoz. Tras cada proceso de fabricación o integración, un equipo se encarga de comprobar que todas las soldaduras están realizadas de forma correcta y que los materiales se mantienen en buen estado.

Personal de Airbus Crisa trabajando en una unidad electrónica Omicrono
Esa fase dispone de una elevada dosis de uso de máquinas avanzadas, algunas incluso pueden realizar radiografías a los circuitos para saber si hay algo que se escapa a simple vista. "Pasan varias comprobaciones y, si hay algo que no cuadra, regresan a la mesa de trabajo".
"Es muy importante todo lo que rodea al control de calidad y los datos que nos proporciona son fundamentales". Por ejemplo, son capaces de saber si hay alguna máquina que no está funcionando como debe si reciben varios dispositivos defectuosos.
El planteamiento de la planta de arriba del edificio es muy diferente. Es ahí donde el trabajo es más manual, casi artesano, para las misiones que así lo requieren. De ahí han salido sistemas para misiones como Juice o para la nave Orión, donde la exigencia es todavía mayor.
Algo que resalta porque, a pesar de llevar 40 años funcionando con una cantidad ingente de robótica creada en las últimas décadas, las cosas que necesitan de una especialización máxima todavía requieren de una gran participación humana.
El esquema de trabajo es muy similar, sólo que los plazos son mucho más alargados. Un sistema que en la planta de abajo puede finalizarse en semanas, con el trabajo a mano el periodo es de meses desde que se empieza a trabajar y va pasando todos los controles.